«No soy un fulano con la lágrima fácil de esos que se quejan sólo por vicio,
si la vida se deja yo la meto mano y sino, aún me excita mi oficio.
Y como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación,
con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas, a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré…
Pero si me dan a elegir entre todas las vidas yo escojo
la del pirata cojo con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo,
el viejo truhán, capitán de un barco que tuviera por bandera
un par de tibias y una calavera…»
J. Sabina
Llegan turnos de ir y venir en un barco como parte de mi trabajo en la Fundación CRAM… este blog tendrá unas paradas para arrancar de nuevo, enriquecido en cada vuelta.
Y yo mientras tanto, dejaré que el océano me vaya calando. Me buscaré en el azul de unos pocos metros cuadrados; en el blanco de unas velas que se tensan y se sacuden. Dejaré que el aire de sal se lleve mi alma todas las veces que quiera y la hunda hasta el fondo tanto como guste.
Que el océano se me coma. Que se me pierda la razón en la superficie que mecerá nuestra casa temporal y cobijará tantas fascinaciones en su fondo. Y, como pirata cualquiera, al volver a tierra desearé que una parte de mi alma y de mi razón se me hayan quedado perdidas para siempre en algún lugar entre la superficie y el fondo…