HACE UNOS DÍAS QUE ME QUEJO POR DENTRO. Las dudas trotaban a lo loco, dándome coces en la cabeza. Hoy, se rompieron todas en un chasquido de luz, como si una bombilla encendida se hubiera caído al suelo. Cada vez estoy más cerca de donde quiero estar, cada vez más y mejor. Y entre tanta queja, incertidumbre, tambaleos y miedo, no me había dado ni cuenta.
Nos enseñan a prevenir, la mirada en negro para crearnos espacios de falsa seguridad. Cuando al final, puede que sólo se trate de cerrar los ojos, calcular el salto y lanzarse al vacío. Quizás caigamos sobre un suelo de hormigón o quizás crucemos una superficie azul para entrar por fin en una agua clara, suave, como en casa. Sea como sea, hagamos que valga la pena haber volado.