La gran nevada de hace unas semanas, aún da que hablar. De ella y de sus consecuencias estamos todos más que informados. Por eso hablaré (un poco) de cómo al día siguiente cinco surfistas intrépidos decidieron ir a buscar suerte en las playas de la Costa Brava, una de las regiones que estaba aún en estado de alerta. Bien, vamos bien…
A unos les tocó la fiebre del paro, a todos la locura transitoria de un mar excepcional que prometía, a otro le dieron el día libre en el trabajo por estar aún muchas carreteras cortadas. El mismo «otro», había entrado con su longboard en el big blues de la Barceloneta unos días atrás y, mirando a su tabla rota, seguía diciendo: “Si sólo eran dos metriñus pasaus…” Así que todo esto, junto con más ganas de surfing y aventurillas les hicieron echarse a una carretera por la que no dejaban de encontrarse con verdaderos restos de un naufragio. Nieve, coches abandonados, nieve, policía, nieve…
Llegaron a la deseada playa después de un no largo pero sí muy lento camino para encontrarse con lo que se suele llamar “bernejenal”, mientras que una llamada les informaba de que en el sur estaba mejor… lástima que hubiéramos apostado por el norte.
Media vuelta y para casa, que del camino también se aprende.